La Expiación de Pecado (Parte 2)

En la segunda parte de la Expiación de Pecado nos fijamos en la ultima parte de nuestra porción de escritura. Aquí encontramos otro rol de Jesús como nuestro Sacerdote, pero es un Sacerdote distinto de los demás. Es el Sumo Sacerdote en que no hay otro igual, ni existe la necesidad de tener otro en el futuro.

Levítico 5:5-6

Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado. Traerá también al Señor su ofrenda por la culpa, por el pecado que ha cometido, una hembra del rebaño, una cordera o una cabra como ofrenda por el pecado. Y el sacerdote le hará expiación por su pecado.

Durante los tiempos del Antiguo Testamento era necesario que la gente cuando traía sus ofrendas al templo que había sacerdotes no solo para recibir sus ofrendas pero aún más importante que las preparen y sacrifiquen de manera que Dios había mandado. La ofrenda por el pecado (Le 6:24-30) se realizó una vez para siempre en Jesucristo. La descripción de la obra expiatoria de Jesús es ilustrada en el sacrifico de la Pascua. Es el sacrificio perfecto que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Es rescate de muchos (Marco 10:45). Su sangre nos limpia de toda maldad (1 Juan 1:7) pero, qué maldad? y por qué necesito ser rescatado? Soy un buen hombre. Además de eso, un buen Dios no me enviaría al infierno.


Si estás pensando así, estás yendo por el camino de engaño. Es cierto que Dios es un Dios de amor y a la vez un Dios justo quien siempre juzga con precisión y sin equivocación. Por la maldad que ha sido transmitido por el hombre, todos somos pecadores y el "buen pecador" no existe. Hay pecado y hay santidad y Dios es el único que es sumamente santo. La santidad que el posee es requisito para cada ser humano a entrar en los reinos de los cielos. Quizás me decís que no pecas con propósito solamente por no pensar como si fuera un error simple e inocente. Lamentablemente ese tipo de error según el estándar de santidad que Dios posee y requiere todavía es pecado. Eso es lo que dice Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Ser destituidos de Dios quiere decir que no hay nada dentro de nosotros que poseemos para alcanzar la santidad de Dios.

En los tiempos del Antiguo Testamento la gente sabia que existía la necesidad de expiación por sus pecados aún cuando cometían errores sin pensar (vea Num 15:22-31). El estándar de Dios exigió que la gente le trajera sacrificios para que sus pecados fueron expiados. Nadie le podía decir a Dios que fueron eximidos de cumplir con la ley por ser una "buena persona" que no cometió el pecado a propósito. Hay que conformarse al estándar de santidad que Dios posee y requiere. Por eso, no importa si uno hace lo que a nosotros parecen "buenas obras". La salvación no es concedido por buenas obras, es por fe (Efesios 2:8-9). Además nadie puede obtener la fe necesaria para poder creer en Jesucristo como el único Señor y Salvador sin recibirla de Dios (Efesios 2:9). Sobre todo, nadie puede agradar a Dios sin fe (Hebreos 11:6).

Jesucristo como nuestro sumo sacerdote ya pagó la deuda de pecado cuando sufrió la ira de su Padre Celestial en la cruz de Calvario (Isaias 53:6). Su sacrifico acabó con la necesidad de traer sacrificios al templo para que los pecados de hombre fueron expiados (Hebreos 7:27, 9:24-26). Qué otro sacrifico pudiera recibir Dios Padre que el de su propio hijo (Hebreos 5:5, 7:26, 28)? 

Conoces a Jesucristo? Estás dando frutos dignos de arrepentimiento? Confiá en Él, seguí a Él, y obedecé a Él.

Comentarios

Entradas populares