¡Por Favor, No Engañes a Ella!
Cuando hablamos de gente que asiste a una iglesia evangélica, la mayoría está de acuerdo de la importancia de compartir el evangelio. Lamentablemente, esas mismas personas no saben que es el evangelio y es muy probable que no lo hayan compartido con nadie.
No importa si hablamos de un pastor o laico, nuevo creyente o un miembro que tiene su nombre gravado detrás de la banca donde se sienta cada domingo. Hay gente de trasfondos distintos con experiencias distintas que necesitan aprender que es el evangelio verdadero. Hoy asistí a una iglesia y el pastor invitado compartió un mensaje breve del libro de Efesios capitulo 6. La hermenéutica no estuvo presente así que el mensaje no era bíblico. Al fin de su sermón les dio una invitación a aquellos que estuvieron presentes a repetir una oración para que fueran salvados. Después de terminar el culto escuché de otro hermano que una de las visitas "tomó la decisión" de repetir la oración y que ahora es salva. Lo interesante es que mi esposa habló con ella para ver si realmente se convirtió en hija de Dios. Después de un tiempo llegó la realidad que aunque entendió bien algunas cosas acerca de Dios como su poder y perfección, no entendió la obra salvadora de Jesucristo en la cruz de calvario. Pensaba que Dios escoge a algunas personas para la salvación por ser buena gente. Por lo demás, no tenía seguridad en irse al cielo si muriera hoy.
¿Qué le pasó? Lo que sucedió es que lamentablemente no escuchó el evangelio. El pastor que le trajo a la iglesia "una meditación" se equivocó en predicar fielmente el evangelio verdadero y por eso una mujer pensaba que recibió salvación por sentirse feliz. Por la razón de no exponer la palabra de Dios, una persona y no sé cuantas más personas habían recibido una seguridad falsa con respeto a la salvación. Es extremadamente peligroso interpretar la Biblia a la ligera y después proclamarla como si fuera la verdad. No quiero decir que Dios no ha convertido a gente a pesar de una predica deficiente de verdades bíblicas. Sobre todo, Dios es soberano, por lo tanto la próxima entrada se va a tratar del tercer paso en compartir el evangelio el cuál se concentra en Jesucristo.
No importa si hablamos de un pastor o laico, nuevo creyente o un miembro que tiene su nombre gravado detrás de la banca donde se sienta cada domingo. Hay gente de trasfondos distintos con experiencias distintas que necesitan aprender que es el evangelio verdadero. Hoy asistí a una iglesia y el pastor invitado compartió un mensaje breve del libro de Efesios capitulo 6. La hermenéutica no estuvo presente así que el mensaje no era bíblico. Al fin de su sermón les dio una invitación a aquellos que estuvieron presentes a repetir una oración para que fueran salvados. Después de terminar el culto escuché de otro hermano que una de las visitas "tomó la decisión" de repetir la oración y que ahora es salva. Lo interesante es que mi esposa habló con ella para ver si realmente se convirtió en hija de Dios. Después de un tiempo llegó la realidad que aunque entendió bien algunas cosas acerca de Dios como su poder y perfección, no entendió la obra salvadora de Jesucristo en la cruz de calvario. Pensaba que Dios escoge a algunas personas para la salvación por ser buena gente. Por lo demás, no tenía seguridad en irse al cielo si muriera hoy.
¿Qué le pasó? Lo que sucedió es que lamentablemente no escuchó el evangelio. El pastor que le trajo a la iglesia "una meditación" se equivocó en predicar fielmente el evangelio verdadero y por eso una mujer pensaba que recibió salvación por sentirse feliz. Por la razón de no exponer la palabra de Dios, una persona y no sé cuantas más personas habían recibido una seguridad falsa con respeto a la salvación. Es extremadamente peligroso interpretar la Biblia a la ligera y después proclamarla como si fuera la verdad. No quiero decir que Dios no ha convertido a gente a pesar de una predica deficiente de verdades bíblicas. Sobre todo, Dios es soberano, por lo tanto la próxima entrada se va a tratar del tercer paso en compartir el evangelio el cuál se concentra en Jesucristo.
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