El Evangelio Verdadero
No es de sorprender que vivamos en una época que carece entendimiento espiritual. Parece que a cada rato el mundo está expresando su rebeldía contra Dios a través de la inmoralidad. El mundo entero se interesa más en salirse con la suya que someterse al único Dios verdadero. Desde hace un siglo atrás el Cristianismo ha experimentado un cambio radical en cuanto a como se le responde a un Dios santo. En los tiempos anteriores, la Iglesia Cristiana veía a Dios como el centro de todo lo que creía y eso tiene mucha importancia en como interpretamos la Biblia, como nos acercamos a Dios, como lo alabamos, y que tipo de evangelio predicamos. Puesto que la perspectiva de la iglesia hacia Dios ha cambiado, el evangelio que la mayoría de las iglesias predican se ha distorsionado.
(J.I. Packer) Sin darnos cuenta, hemos aceptado a cambio del evangelio verdadero, un producto sustituto el cual aunque parezca semejante al original en muchos aspectos, sin embargo la realidad es que es algo completamente distinto. De aquí surgen nuestros problemas, porque el producto sustituto no logra los fines para los cuales el evangelio verdadero se mostró tan poderoso en días pasados. El nuevo evangelio sobresale en su fracaso para producir reverencia profunda, arrepentimiento genuino, humildad sincera, un espíritu de adoración y una preocupación adecuada por la iglesia. ¿Porqué? Sugerimos que la razón descansa en el propio carácter y contenido de este nuevo mensaje. Falla en no hacer al hombre teocéntrico en sus pensamientos y temeroso de Dios en su corazón. Porque este no es el propósito principal que el nuevo mensaje pretende lograr.
Una manera para aclarar la diferencia entre el nuevo y el viejo evangelio es señalando que el nuevo se preocupa básicamente por el bienestar del hombre, habla de proporcionarle paz, comodidad, felicidad, satisfacción y se ocupa muy poco de la gloria de Dios. El viejo evangelio también fue de “ayuda” para el hombre, en realidad de más ayuda que el nuevo, pero no en forma directa sino indirectamente, porque su primera preocupación ha sido siempre la gloria de Dios. Siempre ha sido esencialmente la proclamación de la soberanía divina en misericordia y juicio, una exhortación para postrarse y adorar al Dios Todopoderoso de quien los hombres dependen para todo bien, tanto en lo material como en lo espiritual. Su punto de referencia ha sido siempre Dios. Pero en el nuevo evangelio el punto de referencia es el hombre.
Todo esto significa simplemente que el viejo evangelio fue religioso en una forma que el nuevo no lo es. La meta principal del viejo fue enseñarles a los hombres a adorar a Dios, pero la preocupación del nuevo parece ser limitada a conseguir que los hombres se sientan mejor. El tema principal del antiguo evangelio fue Dios y su trato con los hombres, el tema del nuevo es el hombre y la ayuda que Dios le puede brindar. Entre estos dos hay un mundo de diferencia. La perspectiva entera y el énfasis de la predicación evangelística fueron cambiados.Y por eso la iglesia de hoy ha cosechado exactamente lo que ha sembrado digo yo. O las iglesias están creciendo numéricamente con poco entendimiento espiritual o no crecen de ninguna forma y se quedan paralizadas. En ambos casos su enfermedad está contribuida a lo que cree sobre Dios. Mientras tanto hay un mundo incrédulo que carece escuchar el evangelio de Cristo. Debemos volver a predicar el evangelio verdadero.
(J.I. Packer) Sin darnos cuenta, hemos aceptado a cambio del evangelio verdadero, un producto sustituto el cual aunque parezca semejante al original en muchos aspectos, sin embargo la realidad es que es algo completamente distinto. De aquí surgen nuestros problemas, porque el producto sustituto no logra los fines para los cuales el evangelio verdadero se mostró tan poderoso en días pasados. El nuevo evangelio sobresale en su fracaso para producir reverencia profunda, arrepentimiento genuino, humildad sincera, un espíritu de adoración y una preocupación adecuada por la iglesia. ¿Porqué? Sugerimos que la razón descansa en el propio carácter y contenido de este nuevo mensaje. Falla en no hacer al hombre teocéntrico en sus pensamientos y temeroso de Dios en su corazón. Porque este no es el propósito principal que el nuevo mensaje pretende lograr.
Una manera para aclarar la diferencia entre el nuevo y el viejo evangelio es señalando que el nuevo se preocupa básicamente por el bienestar del hombre, habla de proporcionarle paz, comodidad, felicidad, satisfacción y se ocupa muy poco de la gloria de Dios. El viejo evangelio también fue de “ayuda” para el hombre, en realidad de más ayuda que el nuevo, pero no en forma directa sino indirectamente, porque su primera preocupación ha sido siempre la gloria de Dios. Siempre ha sido esencialmente la proclamación de la soberanía divina en misericordia y juicio, una exhortación para postrarse y adorar al Dios Todopoderoso de quien los hombres dependen para todo bien, tanto en lo material como en lo espiritual. Su punto de referencia ha sido siempre Dios. Pero en el nuevo evangelio el punto de referencia es el hombre.
Todo esto significa simplemente que el viejo evangelio fue religioso en una forma que el nuevo no lo es. La meta principal del viejo fue enseñarles a los hombres a adorar a Dios, pero la preocupación del nuevo parece ser limitada a conseguir que los hombres se sientan mejor. El tema principal del antiguo evangelio fue Dios y su trato con los hombres, el tema del nuevo es el hombre y la ayuda que Dios le puede brindar. Entre estos dos hay un mundo de diferencia. La perspectiva entera y el énfasis de la predicación evangelística fueron cambiados.Y por eso la iglesia de hoy ha cosechado exactamente lo que ha sembrado digo yo. O las iglesias están creciendo numéricamente con poco entendimiento espiritual o no crecen de ninguna forma y se quedan paralizadas. En ambos casos su enfermedad está contribuida a lo que cree sobre Dios. Mientras tanto hay un mundo incrédulo que carece escuchar el evangelio de Cristo. Debemos volver a predicar el evangelio verdadero.
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