Porque Deberíamos Predicar de Cristo
Ningún hombre predica ese sermón suficiente a otros que no predica primero a su propio corazón. Él que no se alimenta, y digiere, y se nutre, lo que prepara para su gente, les de veneno, por lo que él sabe; pues, salvo que encuentre el poder del mismo en su corazón, no puede tener ningún motivo de confianza de que tenga poder en el corazón de otros. John Owen
Como dijo John Owen, el predicador que no
suficientemente prepara su propio corazón al inundarlo con la Palabra de Dios
primero, no predica con confianza que la Palabra de Dios llegará al fondo del
corazón de sus oyentes. El Predicador que no predica a Cristo en sus sermones
tampoco tendrá la misma confianza. Entonces, como predicadores, deberíamos
predicar de Cristo a nosotros mismos primero y después a aquellos que Dios nos
trae.
¿Por qué Debemos Predicar de
Cristo?
El Cristo resucitado predicó de si mismo. Después de resucitarse, Cristo se apareció a centenares de hombres. Una de las veces, Cristo se manifestó a dos hombres que iban a Emaús. Hablaban entre sí sobre las cosas que habían acontecido en Jerusalén, sin embargo, puesto que tenían los ojos velados no se dieron cuenta de que hablaban con Jesús. Jesús, "comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a él en todas las Escrituras"(Lucas 24.27).
El Cristo resucitado predicó de si mismo. Después de resucitarse, Cristo se apareció a centenares de hombres. Una de las veces, Cristo se manifestó a dos hombres que iban a Emaús. Hablaban entre sí sobre las cosas que habían acontecido en Jerusalén, sin embargo, puesto que tenían los ojos velados no se dieron cuenta de que hablaban con Jesús. Jesús, "comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a él en todas las Escrituras"(Lucas 24.27).
Otro ejemplo, Dios apartó y mandó a
Felipe hablar con el Eunuco. Un hombre, quizá un príncipe de África que había
estado en Jerusalén para celebrar la Pascua. Dios ya estaba obrando en el
corazón del Eunuco pero no entendía a quién se refería el profeta Isaías. Entonces, "Felipe
abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el
evangelio de Jesús" (Hechos 8:35). La referencia acá acerca de
"esta Escritura" significa que Felipe le enseñó desde el
antiguo testamento o por lo menos desde el libro de Isaías y adelante.
Estos dos ejemplos de Jesús y Felipe nos muestran que los del Nuevo Testamento hablaron de Cristo del Antiguo Testamento. Nosotros como predicadores debemos seguir su ejemplo. Cuando predicamos, sea el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento, es necesario predicar de Cristo. Si predicamos el texto sin hablar de Cristo, nos hacemos humanistas al intentar de darles a nuestros oyentes enseñas moralistas. El problema con eso es que tarde o temprano los miembros de nuestras iglesias se convertirán en Fariseos, siguiendo reglas para obtener paz con Dios.
¿Hay Diferencia en el Dios del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento?
No, no hay diferencia. Si hubiera una diferencia Cristo no hubiera predicado del Antiguo Testamento. Cristo habló más del libro de Deuteronomio de cualquier otro del Antiguo Testamento. Si Deuteronomio, siendo uno de los cinco libros del Pentateuco contradijera la vida y enseñanza de Cristo, él no hubiera predicado de ello. Además, de los 27 libros del Nuevo Testamento solamente uno de ellos fue escrito por un Gentil (Lucas). La ley y los profetas del Antiguo Testamento eran sus cimientos que determinaron cómo interpretaban la realidad y veían al mundo (cosmovisión). Timoteo, el hijo espiritual del Apóstol Pablo es un buen ejemplo de esto. Él recibió formación espiritual en su niñez de su madre y su abuela. Pablo escribió, "Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús" (2 Ti 3.14-15).
¿Hay Diferencia en el Propósito de Dios a darnos Toda la Biblia?
El propósito de Dios ha permanecido
igual desde el principio, el cuál es conocer a Él para poder alabarle y
adorarle sin reproche. La Biblia es revelación divina para nosotros, inspirada
por el Espíritu Santo de Dios. Mediante la Biblia Dios ha provisto
esperanza. Mediante el Espíritu Santo Dios regala la fe para creer en Él.
Los dos, el Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras trabajan juntos para
convertir a los elegidos. ¿Cuál es la finalidad principal de hombre? La
finalidad principal de hombre es conocer a Dios y disfrutar de Él para siempre.
Sin la fiel predicación del Evangelio no podemos tener ningún motivo de
confianza de que Dios va a martillar el corazón de piedra de vil pecador
y traerle salvación.
Toda las Escrituras del
NT se cumplieron en Cristo
El trabajo del predicador es exponer las Escrituras.
Al exponer las Escrituras el predicador permanece fiel al texto y glorifica a
Dios. Glorifica a Dios cuando predica lo que Dios dijo, es decir relata el
significado del texto de aquel entonces. Es imposible saber el significado
original del texto sin estudiar el contexto inmediato (los pasajes más cercanos en ambos lados del texto) el contexto de todo el libro, y el contexto histórico. Si el
predicador pierda este paso importante y va directamente a predicar de Cristo
sin descubrir el significado original para la audiencia en aquel entonces
resulta que espiritualiza el texto y está en riesgo de malinterpretarlo.
Todas las Escrituras del Nuevo Testamento se cumplieron en Cristo porque Cristo fue nuestro sacrificio de pecado que Dios exigió que nosotros pagáramos. Dios exigió que el hombre pagara por el pecado porque el primer hombre transgredió la ley de Dios. Jesús se manifestó como el sacrificio perfecto porque guardó la ley perfectamente. Jesús dijo, "No
penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la
letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla"
(Mateo 5:17-18). Además, Pablo dijo que Cristo mismo es la piedra angular donde se unen los apóstoles y los profetas, así que debemos predicar de él (Efesios 2:20).
Nosotros como predicadores tenemos la responsabilidad de escudriñar las Escrituras y ser fieles en predicar de Cristo. Si no cumplimos con este principio, no podemos decir que manejamos con precisión la palabra de Dios. Y si no la manejamos con precisión, ¿cómo podemos decir que somos aprobados por Dios? Quiero animarnos a escudriñar las Escrituras para poder entender el contexto, el significado del texto para aquellos entonces, y predicar de Cristo antes de aplicar el texto a nosotros hoy en día. Sólo de esta forma podremos tener confianza que el Espíritu Santo obrará con poder en el corazón del oyente.
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