La Expiación de Pecado (Parte 1)
El libro de Levítico es uno de los libros menos leídos de la Biblia. Es entendible que la mayoría de gente está interesada en los libros del Nuevo Testamento porque allí es donde encontramos los evangelios y la historia de la iglesia primitiva del libro de Hechos. Sin embargo, obtenemos una perspectiva holistica de la Biblia cuando escudriñamos el Antiguo Testamento y llegamos a darnos cuenta que Jesús estaba allí todo el tiempo.
Levítico 5:5-6
Levítico 5:5-6
5 Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado. 6 Traerá también al Señor su ofrenda por la culpa, por el pecado que ha cometido, una hembra del rebaño, una cordera o una cabra como ofrenda por el pecado. Y el sacerdote le hará expiación por su pecado.
En breve, el libro de Levítico se trata de la Santidad y como Dios ha llamado a su pueblo ser Santo y como hacerlo por medio de obedecer sus mandamientos. Dios había instituido unas reglas especificas en como dar el sacrificio y cuando se lo diera a Dios. En conjunto con el dar del sacrificio, versículo 5 dice que el pecador también tiene que confesar su pecado. Así que, había dos cosas para hacer, confesar y sacrificar.
La institución de dar sacrificios expiatorios se acabó después de la muerte de Jesús. No hubo y no existe jamas la necesidad de traer sacrificios al templo porque la cuenta del pecado había sido pagado una vez para siempre. Una razón por la cual la gente le traía sacrificios al templo fue para apaciguar la ira de Dios. La justicia de Dios exigía que un sacrificio fuera dado por haber pecado contra Dios. Y si el hombre no le hubiera dado un animal como sacrificio, no se hubiera apaciguado la ira de Dios y últimamente Dios le habría matado al hombre. Hebreos 9:22 dice, Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón. Gracias a Dios que le dio al hombre la ley Levítica en vez de matar al hombre por el pecado que cometía.
Llegó el momento en que Dios acabó con la necesidad de traerle un animal porque envió a su hijo Jesucristo al mundo. El sacrificio de Jesús satisfizo la ira de Dios una vez para siempre. Dios exigió que el hombre pagara por el pecado pero, un hombre sin pecado, es decir un sacrifico sin mancha. Jesús cumplió con ese requisito siendo 100% hombre y a la vez 100% Dios. Juan el Bautista testificó, He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Él es nuestro cordero. No tenemos que traer animales u ofrendas monetarias a Dios para cubrir nuestro pecado. Tampoco recibimos perdón de Dios por hacer obras. La sangre de Jesús es suficiente y adecuada. No es una opción entre muchas sino, la única, adecuada y suficiente opción que cubre nuestros pecados y a la vez satisface la ira de Dios.
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