Dios está Equipando a Líderes
Yo tuve la rica bendición de pasar dos días seguidos con más que 50 hombres de fe. Nos juntamos para recibir instrucción en como predicar expositivamente. Fueron dos días inestimable. Nos fijamos en la segunda carta de Timoteo aprendiendo como dividir nuestros pasajes designados para entender mejor la estructura, la cual nos ayuda a entender mejor los pensamientos del escritor en aquel entonces. ¿Por qué nos interesaba de eso?
En primer lugar, creemos que la Biblia es la Palabra de Dios. Dice Pablo a su hijo espiritual Timoteo, “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia.” La frase “es inspirada” es una ilustración de la exhalación o sopla de Dios y por lo tanto la Palabra tiene poder autoritativo. El mal manejo de la Biblia con respecto a su interpretación y la transmisión de ella disminuye su poder por no mantenerse en la linea de su estructura.
La obra del predicador es mantenerse en la linea, es decir que no subas de la linea (agregar algo que no está) ni bajes de ella (quitar algo que está). Esta responsabilidad proviene a principio de la Biblia cuando Dios dice, “No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os mando” (Deut 4:2) y al fin de la Biblia “Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro” (Apoc 22:18–19).
El mal uso de la Biblia trae consecuencias severas, sí cree en su infalibilidad, de la cual yo creo. Así que es importante que entendamos correctamente el contexto del pasaje. El predicador tiene una responsabilidad al texto y también a su pueblo. El predicador tiene la tarea desafiante de interpretar correctamente el texto para aplicarlo correctamente al pueblo. Hay un contexto literario y un contexto histórico. El contexto histórico nos dirige a entender cuál es la situación en que el escritor y lector se encuentran. ¿Cuáles son las costumbres? ¿Cómo es el gobierno? ¿Qué tal de la cultura o culturas? El contexto literario nos ayuda a fijarnos en lo que el escritor dice en los pasajes inmediatos y después del texto. ¿Hay palabras y frases repetitivas o conceptos y sinónimos que el autor introduce con frecuencia? A veces el autor use estas cosas como un apoyalibros en que se presenta un concepto o frase al comienzo y al final del texto. La estructura nos da claridad al texto y a su vez nos estabiliza para poder seguir la linea melodica.
La línea melódica es como una melodía que cuando se la escucha, se entiende bien exactamente que es. En su libro La Predicación Expositiva, el auto David Helm dice,
“Una línea melódica es una breve secuencia de notas que forman una porción distintiva de una canción. Puede ser parte de la melodía principal que se repite y varía. Los libros de la Biblia funcionan de la misma manera. Cada libro tiene una línea melódica, una esencia que informa acerca de lo que trata el libro. Y cada pasaje en el libro, entonces, servirá a esta línea melódica de algún modo. Así, en la predicación, podríamos preguntarnos:¿cuál es la esencia de mi libro? ¿Y de qué forma mi pasaje en particular está informando al libro y cómo esta está informando al pasaje?” Entonces, lo que hace el libro que predicamos sea el libro que predicamos.
Estos son algunas pautas que nos ayudan a ser fieles en predicar la palabra de Dios y evitar de seguir el ejemplo de muchos predicadores como dice David Helm, quienes “usan la Biblia de la manera que un borracho usa una farola…más para apoyo que para iluminación.”
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