El Quinto y Ultimo Paso del Evangelio
El Arrepentimiento es evidencia de haber nacido de nuevo por el cual los deseos humanos comienzan a convertirse en deseos piadosos. El hombre comienza a aborrecer el pecado que antes era su deleite. El arrepentimiento es un cambio de parecer en que el incrédulo está de acuerdo con Dios después de escuchar el evangelio. El arrepentimiento implica tanto un cambio de mente como de conducta cuando una persona reconoce la verdad de que sólo en Cristo hay salvación.
La primera etapa en arrepentirse es confesar. La confesión es necesaria para mortificar el pecado [1 Juan 1:9]. La palabra mortificar es una antigua que el Puritano Richard Baxter implementaba con frecuencia. Me acuerdo muy bien la ciudad de Cartagena y los pueblos que quedan en las fueras de ella. Aunque la costa tiene una belleza y cultura incomparable, también hay unas cosas feas como los perros de la calle. Son feos por su parecer, tienen sarna, están sucios y al borde de morir, por lo tanto siempre están buscando algo de comer para sobrevivir. El pecado es igual.
Aunque el creyente es una nueva criatura [2 Cor 5:17] por la obra transformadora de Dios en su vida, la Biblia nos enseña que el hombre viejo todavía mora con él [Salmos 51:10] y como los perros de la calle que siempre están buscando migajas para comer, el hombre interior busca algo para satisfacer su apetito pecaminoso. El creyente tiene el deber diario de mortificar ese deseo por no darle nada de comer para que se pueda perseverar en hacerle morir de hambre. No hay nadie, absolutamente nadie quien puede decir que no tiene pecado [1 Juan 1:10]. Hay mucho de que el hombre debería arrepentirse [Colosenses 3:5-10]. La evidencia de arrepentimiento se presente en a lo que se dedica su tiempo.
Los nuevos creyentes se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración [Hechos 2:42, 44-47]. El arrepentimiento le guía al pecador a recibir salvación cuando hay tristeza que es conforme a la voluntad de Dios por el pecado [2 Cor 7:10; 2 Tim 2:23-25]. El arrepentimiento es intrínsecamente coherente con la salvación. Si no se arrepiente, morirá [Lucas 13:3, 5]. El arrepentimiento genuino produce obediencia en el Cristiano verdadero y le da mucha honra a Dios demostrando que es seguidor de Él [Juan 15:8]. Eso es el propósito de nuestra salvación. Eso debería entender el pecador. Que ha ofendido a su Creador y que el único ofrenda que le puede traer es un corazón contrito y humillado [Salmos 51:7].
Comentarios
Publicar un comentario